miércoles, 29 de enero de 2014

del abecedario de Deleuze sobre los animales


Claire Parnet

Bien, entonces empezamos por «A». Y «A» es «animal». Y con 
«animal», podríamos recordar en lo que te concierne la frase de 
W. C. Fields: «Un hombre al que no le gustan ni a los niños ni 
los animales no puede ser completamente malo». Dejemos a un lado 
a los niños por ahora; se sabe que los animales familiares 
[f ami l i e rs] no te gustan mucho –bueno, no se sabe, pero yo sé que 
no te gustan mucho– y al respecto ni siquiera recoges la 
distinción de Baudelaire o de Cocteau: para ti los gatos no son 
mejores que los perros, ¿no? En cambio, tienes un bestiario... a 
través de tu obra que resulta un tanto repugnante, es decir, que 
aparte de las fieras, que son animales nobles, hablas muchísimo 
de la garrapata, del piojo, de cierto número de animalitos 
igualmente repugnantes, y lo que me gustaría añadir es que, 
además, los animales te han servido mucho desde el Ant i -Edipo –un 
concepto que se ha tornado capital en tu obra, como es el devenir 
animal. Así que me gustaría saber con mayor claridad: ¿cuál es tu 
relación con los animales? 

Gi l l es Del euze: 

Los animales no son, sí... lo que has dicho... tiene una relación 
con los animales domésticos, no se trata del animal... doméstico, 
del animal domesticado, salvaje, no es eso lo que me preocupa. 
Son los gatos, lo perros... el problema es que son animales 
familiares y de familia [f ami l i aux], y lo cierto es que los 
animales familiares o de familia, aunque se trate de animales 
domados, domesticados, no me gustan. En cambio, me gustan los 
animales domesticados no familiares, no de familia... me gustan 
porque soy sensible a algo que hay en ellos, y lo que sucedió en 
mi caso es lo que sucede en muchas familias. Yo no tenía ni gato 
ni perro y, mira por dónde... uno de nuestros hijos (de Fanny y 
mío) trae en sus manitas un gato que no era más grande que su 
manita; se lo había encontrado, estábamos en el campo, lo había 
encontrado en un pajar o no sé dónde, y... a partir de ese 
momento fatal siempre he tenido un gato en casa. Y lo que me 
desagrada de esos bichos, –bueno, no ha sido un calvario, puedo 
aguantarlo–, ¿qué es lo que me desagrada?... De primeras no me 
gustan los restregones: un gato se pasa el rato restregándose, 
restregándose contra ti, y eso no me gusta... un perro es 
distinto; lo que... lo que les reprocho ante todo a los perros es 
que ladren. El ladrido me parece de veras el grito más estúpido. 
Sabe Dios que hay gritos en la naturaleza, hay muchos tipos de 
gritos, pero el ladrido es sin duda la vergüenza del reino 
animal, vaya; en cambio, puedo aguantar, aguanto mejor (siempre 
que no sea por mucho tiempo)... el grito, no sé cómo se llama, el 
aullido a la luna, un perro que aúlla a la luna, lo soporto mejor 
que... 

Clai re Parnet : 

El aullido a la muerte... 

Gi l l es Del euze: 

... a la muerte, no sé, lo soporto mejor que el ladrido. Y 
además, desde que hace poco me enteré que los perros y los gatos 
defraudaban a la seguridad social, mi antipatía ha aumentado más 
aún. Lo que quiero decir es que... es muy... al mismo tiempo lo 
que digo es una soberana tontería, porque las personas que aman 
de veras a los gatos y los perros tienen desde luego una relación 
con los perros y los gatos que no es humana, tienen con los 
perros y los gatos –por ejemplo, los niños: comprobamos que los 
niños tienen con un gato una relación que no es una relación 
humana con el gato, que es una especie de relación tanto pueril 
como una especie de... lo importante es tener una relación animal 
con el animal, y ¿qué es tener una relación animal con el animal? 
Ésta no consiste en hablarle, y en todo caso lo que no soporto es 
la relación humana con el animal –sé lo que digo porque vivo en 
una calle que es una calle algo desierta, en la que... la gente 
saca a pasear a sus perros: lo que oigo desde mi ventana es 
verdaderamente espantoso, es espantoso el modo en que la gente 
habla a sus animales, mientras que hasta el psicoanálisis se da 
cuenta –el psicoanálisis está tan obsesionado con animales 
familiares o de familia, a los animales de la familia, que 
todo... que todo tema animal en un sueño, por ejemplo en los 
sueños, es interpretado por el psicoanálisis como una imagen de 
padre, de madre o de hijo, es decir, el animal como... miembro de 
la familia: eso me resulta odioso, no lo soporto. Hay que pensar 
en dos obras maestras de Douanier Rousseau: El  gat o  en  l a 
car re t a, que es en realidad el abuelo, el abuelo en estado puro, 
y luego El cabal l o de guer ra, el caballo de la guerra, que es una 
verdadera bestia. La cuestión es: qué relación tiene usted con el 
animal, si tiene una relación humana con el animal... pero, por 
regla general, una vez más, la gente que ama a los animales no 
tiene una relación humana con el animal, tienen una relación 
animal con el animal, y eso es muy hermoso –incluso los 
cazadores, incluso... aunque no me gustan... no me gustan los 
cazadores, pero bueno, incluso los cazadores tienen una relación 
asombrosa con el animal, sí... bueno, creo que me preguntabas 
además... bien, los demás animales: es cierto que estoy fascinado 
por bichos como las arañas, las garrapatas, los piojos –todo eso 
es tan importante como los perros y los gatos... y también se 
trata de relaciones con los animales –alguien que tiene 
garrapatas, que tiene piojos: ¿qué significa eso? Se trata de 
relaciones con los animales muy activas –y bueno, ¿qué es lo 
que... me fascina en el animal? –porque, a decir verdad, mi odio 
hacia determinados animales es alimentado por mi fascinación por 
muchos animales– ¿qué es lo que...? Si trato de echar la cuenta, 
más o menos... explicarme lo que me conmueve de un animal... Lo 
primero que me conmueve, creo, es el hecho de que todo animal 
tiene un mundo; es curioso, porque hay un montón de gente, hay un 
montón de humanos que no tienen mundo. Viven la vida de todo el 
mundo... es decir, de cualquiera, de cualquier cosa; los animales 
tienen mundos. Un mundo animal, ¿qué es? A veces es 
extraordinariamente limitado, y eso es lo que me conmueve. Al fin 
y al cabo, los animales reaccionan ante muy pocas cosas, vaya, 
hay todo tipo de cosas que... oye, córtame si ves que... 

Gi l l es Del euze: 

Sí, esta historia de.. el primer rasgo del animal es realmente la 
existencia de mundos animales específicos, particulares, y... tal 
vez sea a veces la pobreza de esos mundos, la reducción, el 
carácter reducido de esos mundos, lo que me impresiona mucho. Por 
ejemplo, hablábamos antes de animales como la garrapata. La 
garrapata responde o reacciona a tres cosas, tres excitantes y 
nada más, es decir, se encamina hacia la extremidad de una rama 
de árbol, atraída por la luz; puede esperar en la punta de la 
rama, en lo alto de esa rama –puede esperar años sin comer, sin 
nada; allí, completamente amorfa, espera que un rumiante, un 
herbívoro, un animal pase por debajo de su rama, y ella se deja 
caer –y ahí tenemos un especie de excitante olfativo: ella huele, 
la garrapata huele el... el animal que pasa por debajo de su 
rama, y éste constituye el segundo excitante: luz y luego olor, y 
luego, cuando ha caído sobre la espalda del pobre animal, se pone 
a buscar la región menos poblada de pelo –y ahí tenemos un 
excitante táctil– y se hunde bajo la piel; el resto... si podemos 
decirlo así, le tiene completamente sin cuidado, es decir, en una 
naturaleza bulliciosa, extrae, selecciona tres cosas. 

Claire Parnet : 

¿Y ése es tu sueño dorado? 

Gi l l es Del euze:

Eh... 

Claire Parnet : 

¿Eso es lo que te interesa de los animales? 

Gi l l es Del euze: 

Eso es lo que hace un mundo, eso es lo que hace un mundo. 

(El abecedario de Deleuze esta on line)

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